Como un trueno sin estrépito.
Como un céfiro vivo.
Con luces y colores te conocí.
Y te quise, siempre te
quise.
Y te quiero simpre te querré.
Y por senderos difíciles
fuimos consiguiendo vencer el vivir.
Hombro con hombro, pecho
con pecho.
Cogidos dedo con dedo hicimos del todo un uno.
Vinieron los hijos de los
que fuimos tronco en que vivir.
Y en su momento tronco fueron de otros injertos.
Diez lustros después seguimos juntos, con muchos episodios vividos.
Con muchos dolores viejos pero con ilusion.
Sin miedos porque los odios
murieron.
Y los besos debidos nos sirven de consuelo.
Sin la vocal a!
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