martes, 8 de enero de 2013

BORBONEANDO

Majestad, si tiene a bien abrir esta carta debe considerar que me dirijo a Vos con el máximo respeto y, considerando que somos de la misma edad, con la experiencia de los años sobre la espalda y el amor a España como cuestión innegable.

No cabe duda que la Monarquía atraviesa horas bajas y que para acercarla al pueblo se han programado una serie  apariciones de S.M. en televisión. El ensayo no está saliendo bien ni para Vos ni para el entrevistador, menos si este es un plasta, y desde mi punto de vista no ha satisfecho a nadie.

S.M. es campechano pero poco cercano, y los españoles desearíamos invertir este orden. Esa historia de que Reináis pero no Gobernáis es dejarnos más huerfanos de lo que estamos, comprensión hacia sus ciudanos y mano dura y vigilante con los que desde Congreso y Senado nos dirigen, maldirigen, con leyes y decretos que piensan tras una mala noche de vigilia.

Majestad considero inútil que para tomar el pulso a la calle se reuna con banqueros, intelectuales y sociólogos en lugar de hacerlo con los Ministros responsables, porque Majestad, una reuníón de vez en cuando con el Presidente no es suficiente ni nos anima a nada. Sin embargo, reunirse periódicamente con los Ministros, a solas cara a cara, sin Secretarios que salen de la nada y a la nada vuelven, preguntar que está haciendo su Ministerio, como evolucionan los problemas, que medidas se han tomado y que medidas se van a tomar para este o aquel asunto y montar un seguimiento directo de la consecución de lo hablado. De hechos y no  promesas vanas.

Majestad, queremos un Rey que grite si es necesario, como ya lo hizo en una Reunión Internacional, que castigue a los que engañan y también a los que consienten el engaño. Y le recuerdo a S.M. que puede castigar con el destierro como se hizo con EL CID pero en este caso a un islote español llamado Tierra al que se abrazan los moritos como mejillones.

Si hay que cambiar la Constitucion se cambia. El pueblo es fuerte y se puede confiar en él... pero no tarde mucho Majestad, ni Vos, ni yo, ni el pueblo estamos para muchos trotes.

Gracias por leerme.

En Vos deposito mis esperanzas.

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