lunes, 22 de julio de 2013

EL DIA QUE DEJÉ DE SER HIJO

Al  abrir el ordenador me encuentro con este título que algo querría decir en su momento y  que ahora no recuerdo lo que pensaba escribir. Supongo que podría ser un lamento o un reconocimiento de culpabilidad ya que al morir mi madre (mi padre lo hizo unos años antes) me encontraba muy lejos, concretamente en Washington, en una reunión de trabajo. También recuerdo mis íntimos reproches por haber antepuesto mis deberes profesionales a los familiares y como lloré en el avión de regreso, a la vez que pedía perdón.
 Pero nó, no debía ir por ahí el asunto, más bien sería el reconocimiento  que mis padres ya eran antepasados y que yo había pasado a primera línea en la cadena de obituarios a los que obliga el hecho de vivir.
 Ya no era hijo de nadie.
 Pues vale.
Y entonces analizas tu vida, te examinas… y te suspendes. Porque si para salvarte has tenido que  cumplir con los Diez Mandamientos, ¡Al Infierno de cabeza!
 Muchas veces he pensado que Moisés no estuvo acertado cuando subió a la Montaña a reunirse con un Dios más que cabreado y que nos mandó en primer lugar amarlo a Él sobre todas las cosas.
Para mí imposible .
Mis hijos y los hijos de mis hijos siempre serán los primeros. Supongo que a estas alturas de la vida y cultura alguien me dirá que no he entendido el mensaje, que son distintos amores pero a mí no me lo enseñaron así y hé perdido el Cielo.
Si he cumplido con creces lo de honrar padre y madres y el no desear a la mujer de tu prójimo.
 Lo de no matar también lo he cumplido….aparentemente porque la verdad es que sí lo he hecho con la mirada, el corazón y la intención pero los malos siempre se me adelantaron y tomaron precauciones.    
Del fornicio ni hablemos, presido la Liga Pro-capamiento de Los Pichas Bravas, especie depredadora llamada a desaparecer tras habérselas envainado en esta  crisis ofreciendo sus traseros a cambio.
Y para terminar, amar al prójimo.¡ Ni hablar, como mucho un ligero aprecio, un puntito en la pintura de mi vida que no cubre el infinito desprecio que siento hacia los que pudiendo remediarlo no hacen nada por los niño desvalidos ni por los ancianos torpes.!

En resumen, no soy ni malo ni bueno porque no hé sabido ser ni una cosa ni otra. Pero si estoy dispuesto a ser HEROE, necesito el arma por que la causa ya la tengo.
Sé digno con los de arriba y humilde con los de abajo.                

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