lunes, 1 de mayo de 2017

BUCK JONES CONTRA FUMANCHÚ



Para escribir e identificar el problema tengo que volver a mi juventud, en la que los referenciados eran el Bien y el Mal, es decir, los actuales Trump y Kim Jong-un. Ahora anda tanteando a ver quien comienza la Guerra Final “Amarillos contra Blancos”. En algunos estados norteamericanos está permitido la pena de muerte, siempre se elige a un pueblo pequeño que ve el gran negocio que representan las ejecuciones, pues la cárcel se rodea de un público ávido de emociones y oraciones. Y mira por dónde, un juez ha prohibido las ejecuciones en el estado, ya que la inyección letal hacía un efecto relativo y los condenados sufrían más de lo previsto. En este momento hay 9 condenados a muerte de ejecución inmediata, pero el juez dice que no, hasta que se perfeccione la inyección preliminar. Un grave problema para el sistema norteamericano de justicia. Ahí aparece el anteriormente citado Buck Jones, quien decide por la falta de inyección, el fusilamiento en vivo, pena contra la que no hay sustituta. Y ya la tenemos armada, los americanos con sus cañones y los amarillos con los suyos.
Mientras tanto los españoles nos dedicamos a matarnos con rebujitos y las escopetas son de feria de tercera para acertar a cualquier patito.
Se me ocurre para ayudar a unos y otros cargar un gran barco de violadores, pederastas, políticos y otros similares, para que vayan haciendo allí pruebas de tiro. Y aquí tengan esperanza de ascenso laboral auxiliares y gente sin salida profesional. No se puede decir que soy cruel en la lucha contra Norteamérica, matamos al caudillo Caupolicán mediante empalamiento. Y contra los amarillos no podemos olvidar la muerte de William Holden en el ataque a los puentes de Toko-rí. También se me ocurre que sería bueno dotar de sillas, como la de Caupolicán, a muchos congresistas y similares.
Esperemos que haya paz como predicaba Manitu.

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