Su decisión de no pagar los sueldos a quienes atienden, cuidan y soportan a los desfavorecidos, ancianos, dependientes y minusválidos es una mezquindad estúpida. Y esta mezquindad con la que intenta, en su lucha con el Gobierno Central, conseguir ayuda económica, le retrata Artur.
Sería estúpido por mi parte indicarle los muchos recortes inmediatos que podría llevar a cabo y pagar la mensualidad amenazada. Pero usted no razonaría. No lo hacen los soberbios, los amorales, los que no necesitan braguetas para dar aire a un pájaro muerto. Usted avergüenza a la basura. Usted me ha ofendido y no me queda más remedio que desafiarle a un duelo. Pero público, nada de secreto ni al amanecer:¡en el Nou Camp a mediodía! Y en fecha inmediata, estoy muy viejo y no hay tiempo que perder… No empiece a racanear, no sea además un ¡…!
Volviendo a lo nuestro. Un duelo con padrinos, aunque no creo que usted los encuentre. El pueblo catalán no puede apoyarle porque tiene principios y calidad moral: todo lo contrario a usted. A mi me sobrarían voluntarios.
Llegado a este punto queda por elegir el arma. Teniendo en cuenta que tomo Sintron (mi sangre además de generosa es muy liquida) cualquier corte, por insignificante que fuera, le daría ventaja; así que queda descartada la espada. Por mi presbicia queda también descartada la pistola, pues no sería fácil apuntar. Por todo ello queda como solución la preferida… La granada de mano fragmentadora. No le gusta? Lo siento. Es mi decisión la que manda. ¿Conoce la granada Breda? Es italiana, una cinta que sujetar y ¡allá va!
Adiós, Artur.
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