Aquí don Diego Tenorio exagera. Su hijo Don Juan ha querido quitarle el
antifaz con el que el anciano se tapaba la cara pero tal y como se expresa don
Diego parece que ha sido abofeteado. La verdad es la verdad, aunque conociendo
al hijo, lo mismo podía haberlo atravesado con su espada, ¡pues no era nadie el
niño! Y haberlo incorporado a su lista de muertos. Don Juan es un provocador
caprichoso. Se sienta en la Hostería El Laurel donde va a tener una confrontación
con Don Luis Mejias para dilucidar cual de los dos en el último año ha sido más
canalla. Muertes, asesinatos, violaciones han de ser sumadas y de ahí saldrá el
ganador. Es decir, el peor de los dos caballeros, cada uno con su público de
seguidores y escuderos… Y digo que es un provocador porque a la Hostería acuden
parroquianos a beber y gritar pero Don Juan comienza en la obra exclamando:
¡Cuan gritan eso malditos,
pero mal rayo me parta,
si en concluyendo esta carta
no pagan caro
sus gritos!
Pura provocación, Don Diego, su hijo no es más que un macarra adelelantado
a su tiempo, que gusta de acojonar a los parroquianos. ¿Es que la Hostería es el
Café Gijón? Y no solo por eso. Sale vencedor de la apuesta pero aún quiere
humillar mas a Mejías y para ello incluye en nuevo desafió a la futura esposa
de este, Doña Ana de Pantoja, y a su prometida doña Inés de Ulloa, novicia en
un convento a las que ha de poseer esa misma noche. Esta nueva vileza es la que
hace que Vos saltéis incapaz de oír
más y al recriminarle su canallada don Juan quiera saber quien se oculta tras
el antifaz.
-¡Mi Padre, por Belcebú!
-¡No, no lo fui jamás!
¡Los hijos como tú sois hijos de Satanás!
Y hasta aquí llegamos, Don Diego. Él os pide perdón y Vos NO se lo concedéis.
Comienza la tragedia de Don Juan. Y la leyenda criminal. Y os quedáis sin hijo.
Muere don Juan en el pabellón
mortuorio que Vos construisteis
para las victimas de Tenorio y lo hace pidiendo clemencia al Cielo por su
maldad manifiesta.
“Si un punto de contrición
Da al alma la salvación
De toda un eternidad
Yo, Señor, creo en ti…”
-¿Pero quién sois vos?
-Un ESCRIBIDOR: hago
poesías, escribo cartas, arreglo obras de Teatro, ensayos…
-¿Qué os parecería escribir una nueva obra sobre mi hijo partiendo del
momento en que pide mi perdón y se lo niego? Hagámoslo otorgándole el perdón. ¿Que hubiese
ocurrido?
-Bien, vamos allá. Pero
quizás no os guste.
-Vamos sin más
dilación…
“Don
Juan de corazón
Yo os concedo el perdón.
Casaos con Doña Inés
Veréis que buena es.
Un nieto pronto deseo
Para ir junto de paseo
Que el calor de Sevilla
Bien le irá a mi rodilla.”
-Pero bueno ESCRIBIDOR,
¡¿hacéis versos de verdad?!
-La verdad, don Diego,
es que lo mío es la prosa. Son versos pareados.
-Sea en prosa pues.
-Una vez concedido el perdón casáis a don Juan con Doña Inés en Sevilla. Le buscáis empleo de
maestro de Esgrima en el Palacio Ducal y Vos os sentáis a esperar como le irá
en la vida.
-¿Y como le va?
-Depende. Su hijo ha tenido un toque místico al salvar su vida al pie de
su sepultura por lo que anda muy ocupado con Misas, Rosarios, Triduos.
-¡¿Don Juan un MEA pilas?!
-Eso cuenta Doña Inés, en sus tertulias con otras damas, pues parece que
no hace uso del debito conyugal
-¡¿Don Juan un picha floja?!
-Así cuenta su mujer… Parece que su marido gusta de los cuartos traseros
de su criado Giutti.
-¡¿Don Juan un maricón?!
-Eso, después, lo dirá Marañón.
Doña Inés, cansada de esperar un ataque de virilidad de su esposo tiene
una aventura con el Capitán Centellas.
-¡¿Don Juan un cornudo?!
En resumen, ¿si perdono a
mi hijo lo condeno a ser MEA pilas, impotente, maricón y cornudo?
-Visto así no se que decirle, Don Diego.
-Mira, ESCRIBIDOR, vamos a lo que importa.
-¿Qué es…?
-Al ACTO I. SIN PERDÓN.
-Y que siga Don Juan de
gallardo calavera y espadachín que yo seguiré ampliando el Jardín Mortuorio de
mi hijo:
D. JUAN
TENORIO.
Cae lentamente el T
E L Ó N.
R.M.
“Escribidor frustrado”
Le sigo desde Madrid.Me gusta todo lo que escribe. Felicidades
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ResponderEliminarGRACIAS