miércoles, 28 de noviembre de 2012

PITICLÍN, PITICLÍN

El teléfono suena, siempre inoportuno.
-Buenos días. Quería hablar con el señor Mukoki.
-Mukoki al aparato.
-Mi nombre es Margot del despacho de cobros a personas como usted.
-Margot bonito nombre. Me recuerda mis años juveniles cuando yo era un seductor de la “chaisse longue”
-No entiendo. Usted sabe que el Banco XXX, con el que mantiene una deuda, está dispuesto a llevarle al Juzgado.
-Llevarme es un detalle distinto a tener que ir dado que mis piernas no son lo que fueron.
-Bien, señor Mukoki. Arreglemos este asunto de la forma apropiada. Usted percibe una pensión del Gobierno.
-No, yo recibo una pensión del Estado. No es lo mismo.
-Bueno, dejemos las matizaciones. Le propongo destinar una cantidad de esa pensión al Banco XXX.
-Tendría que consultar con mi tío Emilio con quien la comparto.
-Pues convénzalo, es importante.
-Mi tío Emilio es muy suyo, siempre pensando en el BOTÍN. Asusta solo ver su cara de matancero de cortijo andaluz. Como diría mi otro tío, Winston, me costaría sangre, sudor y lágrimas.
-Bien, avancemos. Su familia, ¿puede ayudar económicamente?
-Lo harían gustosos, pero están en Alaska a donde yo me trasladaré próximamente. Concretamente viviré en Anchorage que posee la Biblioteca mayor del Estado.
-¿De que Estado me habla?
-De Alaska, Margot, estado numero 49 de USA.
Dios lo creó en seis días. Cielo, Tierra, Mar… y los bosques todo por amor a los hombres. Y les dió un día sin noche, y una noche sin día. Y una leña que ardiera hasta en el agua y creó el abedul. Y otra que no produjera humo y nacieron los bosques de álamos… y allí renació MUKOKI, hijo de Wabi y nieto de Gran Morsa.
-Mire, señor Mukoki, estoy perdiendo el tiempo con usted.
-Aseguro que no, está hablando con un hombre que no pierde la esperanza y que se fía más del suelo que lo sostiene que del Cielo implacable que lo ignora… Pero que sabe que un día lo mirará y entonces será feliz.
-No puedo seguir perdiendo el tiempo. Seamos pragmáticos. ¿Pueden ayudarle sus hermanos?
-Tengo un hermano en el Tercio, otro tengo en Regulares y el más pequeño de todos preso en Alcalá de Henares.
-Es usted incorregible. No hemos llegado a nada.
-Ya le dije al principio, mis días de seductor de la “Chaisse Longue” se pierden en la noche de los tiempos…
-Y colgó.

Y a esperar la próxima llamada. ¿Cómo se llamará la nueva muchacha impulsiva, agresiva, a veces mal educada, creyendo que trata con bandidos, sin principios ni dignidad, dignidad que no se pierde con los años… siempre que no nos resignemos, porque si lo hacemos no habrá tierra para cubrir tanto muerto.

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